LA ÚLTIMA CENA
Se iluminaron
las sombras de la noche
cuando lo
vieron partir sobre las vías del tren,
cayó Mayo
sobre senderos
fiel testigo
del desamor.
Dicen, que
olvidó y desnudó
la mudanza de
su corazón,
que ya no hay
dos platos en la mesa
ni
servilletas con nombres,
ni profecía
de versos,
ni besos
sobre su vientre.
Que partió
sin cenar
pastoreando
el dolor,
que por
primera vez sustituyó
un amor sin
retorno
por el aroma
a café.
Dicen, que
sobre la mesa
quedaron
flores dormidas
al amparo profanado
de
un “te
quiero” sin respuesta,
un postre sin
cucharilla,
una caricia
ausente.
Por las vías
del tren consuela
su dolor,
por la vías
del tren partió
hacia nuevas
cenas, hacia nuevos gemidos.
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